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ESQUINA DEL PASTOR

 Vigésimo Cuarto domingo de tiempo ordinario: 15 de septiembre 

Queridos hermanos y hermanas,

Al llegar a este Domingo del Tiempo Ordinario, se nos presenta un tema que ha causado división entre los cristianos durante más de 500 años: me refiero al tema de la “Justificación”. La cuestión de la fe y las obras. Martín Lutero sopesó la confusión que se encuentra en el mundo cristiano occidental sobre la enseñanza aparente, pero      errónea, de que los creyentes pueden apaciguar a Dios mediante sus obras. Martín Lutero se insertó en ladialéctica de la controversia fe/obras con una profundidad psicológica asombrosa. En 1999, el Santo Papa Juan Pablo II y la Federación Luterana Mundial emitieron una Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación que, en esencia, confirmó la primacía del don divino de la salvación. Nuestra iniciación en nuestra fe es un don de Dios. No podemos hacer nada para que Dios nos salve. Así, nuestra fe nos lleva a una relación personal con Dios. Esta relación personal nos mueve a una relación con la Iglesia de Dios, es decir, nos mueve no solo a amar a Dios, sino también a nuestro prójimo. Esto también es parte del Ritual Bautismal – después de que se les pregunta a los padres – “¿Qué piden a la Iglesia de Dios para su hijo?” Cuando los padres responden – “El Bautismo”, el sacerdote se dirige a los padres con estas palabras – “Al pedir el Bautismo para su hijo, ustedes están asumiendo la responsabilidad de criarlo (criarlo) en la fe, para que,  guardando los mandamientos de Dios, él (ella) pueda amar al Señor y a su prójimo como  Cristo nos ha enseñado. ¿Entienden claramente lo que están asumiendo?” Martín Lutero enseñó que somos salvos solo por la fe. Pero como hemos estado escuchando del Apóstol Santiago: “Reciban con humildad la palabra que ha sido implantada en ustedes y es poderosa para salvar sus almas. Sed hacedores de la palabra y oidores ardientes solamente, engañándoos a  vosotros mismos”. Santiago continúa diciendo – “La              religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo”. Hoy Santiago dice: “Si alguien dice que tiene fe, pero no tiene obras, ¿puede esa fe salvarlo? … y yo os demostraré mi fe por mis obras”. Así, como escuchamos en el Evangelio de hoy, Pedro declara que Jesús es el Cristo. Declarar esto exige una  respuesta, como Jesús convocó a la multitud con sus discípulos y les dijo: “El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el  Evangelio, la salvará”. Hermanos y hermanas, todo esto quiere decir que nuestra fe personal se vive en relación con la Iglesia, con la que caminamos mientras estamos en el mundo y amando a nuestros hermanos y hermanas como Jesús nos ha enseñado a hacer, así como Él nos ha amado.

Bendiciones,

Padre Steven J. Guitrón

 

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